miércoles, 28 de mayo de 2008

MY LAI: LA MASACRE QUE MARCO A UNA GUERRA

Hace cuatro décadas soldados estadounidenses cometieron una matanza indiscriminada contra civiles desarmados vietnamitas

Sigo oyendo con claridad los gritos de los soldados cuando irrumpieron en mi casa: Tudi maus, tudi maus!. Ni se si era imitación de vietnamita, pero era lo que gritaban mientras nos apuntaban y nos hacían señas de que saliéramos. Mi madre me dijo que huyera al refugio. Mis hermanas corrían detrás de mi seguidas por mi madre con mis dos hermanos pequeños; el menor de dos años. Cuando iba a entrar nos ametrallaron. Sus cuerpos cayeron sobre mi. No se cuanto tiempo me mantuve inmóvil y callado. Me desperté por la tarde, cuando los habitantes de otro pueblo se acercaron a ver lo que había pasado.

Cong Pham Thanh tenia 11 años, y todavía hoy vive entre los fantasmas de esa terrorífica matanza del 16 de marzo de 1968. Es el director del museo levantado sobre el lugar de los hechos para que “nadie vuelva a repetir semejante barbarie”. afirma sin embargo, que los fantasmas solo atormentan su sueño cuando habla de lo que paso, cuando recuerda y les escucha a gritar Tudi maus, tudi maus!. Entonces en la inquietud de la noche, aquellos tres soldados -dos negros y uno blanco- vuelven con sus vozarrones y le despiertan.

En occidente se la conoce como la matanza de My Lai, y en Vietnam, como Son My, el nombre del pueblo al que pertenecían las cuatro aldeas que sirvieron de escenario para la orgía matinal de sangre, venganza, odio y violencia que celebraron los hombres de la compañía Charlie, I Batallón de la 20a. División de Infantería estadounidense, que dirigía el capitán Ernest Medina.

El teniente al mando se la sección más involucrada en la matanza era William Calley. En total, 504 personas (según los vietnamitas), en su gran mayoría ancianos, mujeres y niños fueron asesinados a sangre fría en cuatro horas. Ron Haberle, el fotógrafo militar que acompañaba a la sección, se encargo de inmortalizar el horror.

Hubo solo una veintena de sobrevivientes. Las casas fueron incendiadas, y las cuatro aldeas, reducidas a cenizas. Cuando acabo la guerra, en 1975, algunos volvieron para tratar de empezar de nuevo en la tierra de sus ancestros. Seis de ellos permanecen en la comuna rebautizada por la Republica Socialista de Vietnam como Tinh Khe.

Casado y con tres hijos, Cong Pham asegura que ya no siente rencor, aunque se sigue preguntando: Que resorte inmoral e inhumano accionaron los soldados? A los 15 años ya se había sumado a las filas del Vietcong. El enemigo volvió a herirle en 1974. Su padre, que aquella mañana no estaba en casa, enterró a su madre y a sus hermanos, y le localizo semanas después, cuando ya se había unido al ejercito de liberación. “Le mataron los estadounidenses dos años después”.

Obsesionado por la expansión del comunismo en Asia, y después de la guerra de Corea (1950-1953) terminara en tablas, Estados Unidos fue deslizándose por el avispero de Vietnam hasta meterse es su más vergonzosa aventura militar.

Comenzó al principio de la década de los cincuenta enviando asesores y armas en apoyo de las tropas francesas que luchaban por mantener la colonia. Paris se retiro después de la derrota de Dien Bien Fu, en 1954, y en Washintong fue ocupado el vació de poder dejado por los franceses, hasta que en 1965 se produjo el primer desembarco de tropas de combate en las playas de Danang.

En 1968, el país tenia más de medio millón de soldados en el país.

La única superviviente que reconstruyo su antigua vivienda es Ha Thi Quy, hoy de 83 años y quien preparaba el desayuno cuando sintieron aproximarse los helicópteros. El marido y el hijo mayor huyeron de inmediato, aunque les vieron y les dispararon desde el aire. “Mataban todo lo que veían. Nunca se habían comportado asi”

Ha Thi sintió como las balas le mordían la espalda y la pierna, vio como a su hija le arrancaban la mitad de la cara, y se desmayo. “El frío me devolvió la conciencia”, relata. “Me arrastre para llegar a mi casa y beber agua porque tenia una sed terrible. En el camino me encontre los cuerpos desnudos de varias muchachas. Las habian violado y luego asesinado”.
Las fotos de Haeberle cubren las paredes del museo de My Lai. Al retirarse el ejercito, 14 meses después, vendió a la revista life, por US$ 25 mil, 18 imágenes de horror. Su publicación en noviembre de 1969, yuvo un efecto devastador para la imagen de Estados Unidos dentro y fuera del país.

El gobierno norvietnamita pago en 1971 a life US$ 11 mil por 11 fotos.

Hasta entonces, la matanza había sido encubierta por el Pentágono, cuyos mandos relataron en el informe oficial que en la zona se habían librado combates en los que habían muerto “128 miembros del Vietcong”. Nadie tomo en consideración la denuncia presentada por Hugh Thompson, el piloto del helicoptero de reconocimiento que vio como el capitan Medina pateaba y remataba con disparos a una joven vietnamita herida.

Thompson hizo aterrizar entonces su aparato OH23, se enfrento a los compañeros que aun quedan en My Lai y evito que siguieran matando. El piloto y los dos artilleros que le acompañaban recogieron y trasladaron al hospital del Ejercito a nueve vietnamitas heridos. Para ello tuvieron que realizar varios viajes.

El ejercito Estadounidense pensaba, supuestamente, que My Lai era base de abastecimiento del 48o. Batallón del Vietcong. El año anterior tuvieron fuertes perdidas en los combates en esa zona, y dos dias antes una bomba trampa había matado a un sargento y dejado ciego a un soldado.

En la tarde del 15 de marzo, cuando el capitán Medina arengó a las tropas que iban a participar en la operación de aniquilación de Mi Lai, primero guardo un minuto de silencio por el compañero muerto.

El tufo putrefacto que desprendía My Lai llamo la atención de uno de los 500 periodistas, que contaban al mundo sobre el terreno la guerra de Vietnam. Seymour Hersh, que trabaja por su cuenta, entrevisto a varios soldados que llegaron a acusar al teniente Calley del asesinato de 109 civiles.

Hersh, incluso, entrevisto a Calley y escribió tres artículos sobre My Lai, que envió a los grandes medios de comunicación. A ninguno les intereso. Finalmente logro venderlos a Disopatch, una pequeña agencia que tenia como clientes a 36 periódicos.

El 13 de noviembre, todos ellos publicaron el primer articulo. El escándalo estaba servido. Antes que terminara el mes salieron los otros dos y uno nuevo. Además la revista life publico las fotos de Haeberle.

Thuong Thi Le, de 80 años, todavía lamenta haber recomendado a su hija de 17 que se metiera entre los ancianos congregados junto a la torre de vigilancia de las cuatro aldeas. “Tuve miedo de que quisieran violarla. Pensé que estaría más segura si pasaba inadvertida. Estábamos aterrorizados. Habíamos visto como los soldados ponían a un anciano en la boca del pozo que había frente a mi casa y le disparaban para que cayera en el. Yo agarraba a mi hijo de cinco años. En un descuido, nos metimos debajo de la paja del arroz. Mi hija sin embargo, se quedo entre el grupo, y los mataron a todos”

La base de su antigua casa ha sido reconstruida, y forma parte, junto con la acequia y las bases de otra decena de casas, del parque de la memoria que se ha unido al museo en los últimos años.

La investigación del exterminio de My Lai, promovida por el Congreso, tuvo como única consecuencia la detención del teniente Calley, al que se le acuso del asesinato premeditado de al menos 22 civiles. El tribunal le condeno a cadena perpetua, pero luego le redujeron la pena y finalmente solo estuvo bajo arresto domiciliario tres años y medio.

El Pais

martes, 13 de mayo de 2008

Como es la vida

que se va sin que uno se de cuenta, debemos de aprovechar al máximo para poder lograr lo que queremos, debemos de saber sobreponernos a los obstáculos que la misma vida nos da. En un momento pensaba que vivir sin soñar era como no vivir por nada, solo era cuestión de recibir el día venidero y lo que salga, pero ahora creo que todos tenemos el potencial para poder llegar hasta donde queramos solo es de soñar y concebir este sueño en nuestro corazón para poderlo llevar a cabo.